martes, 3 de mayo de 2011

Al beato Juan Pablo II


Buenas tardes a todos. Despues del parentesis de Semana Santa que espero y deseo que todos ustedes hayan podido disfrutar en las diversas actividades que hayan planeado, a pesar de la inestabilidad del tiempo que hemos tenido, vuelvo a escribir una nueva entrada, esta vez, se trata de un acto que tuvo lugar el pasado domingo dia 1 de mayo. En Roma, el polifacetico Papa Juan Pablo II fue beatificado.
Para mi, y respetando todas las opiniones o sentimientos, fue un dia muy hermoso. Yo a lo largo de mi corta vida, he podido conocer las andanzas, la agonia y la muerte de Juan Pablo II. A traves de estas humildes lineas quiero dar mi pequeño homenaje a esa persona que conocio en primera persona los horrores de una II Guerra Mundial en los que el desprecio por la vida de sus semejantes fue la tonica dominante en uno y otro polo. Un hombre que vio cohartado su derecho de proclamar a Cristo. Un hombre que conocio el sufrimiento, el dolor y sobretodo que escucho en medio de tanto dolor la voz de Dios. Un hombre que se enfrento a los mas altos cargos del regimen dominante en su pais para que la libertad religiosa imperase en un modelo de sociedad que excluia cualquier tipo de creencia religiosa.
El que fuese posteriormente Juan Pablo II fue ordenado a una edad temprana obispo Auxiliar de Cracovia y pronto comenzo a ser conocido en la ciudad eterna. Sin dejar de lado los intereses humanos, Pablo VI lo nombro cardenal y participo en el conclave que dio como Sumo Pontifice a Albino Lucciani, ( Juan Pablo I) y tristemente 33 dias despues, un 29 de septiembre de 1978 aparecio el Pontifice muerto en su aposento. El Sacro Colegio Cardenalicio eligio a un polaco como Sumo Pontifice y Karol Woytila, Juan Pablo II, cogio el timon de una Iglesia timorata tras el Concilio Vaticano II. Con un gran carisma supo acercarse a los jovenes, a esas personas que a lo largo de su pontificado iban a permanecer fiel a el, supo ver la realidad de las personas, supo pedir perdon por tantos y tantos atropellos que la Iglesia ha cometido en estos 2 siglos de existencia y en definitiva supo asumir con suma entereza su enfermedad y agonia siempre confiando en Dios. Ese 2 de abril de 2005 senti que se iba una persona historica, una persona que irradiaba bondad, cariño y sobretodo esperanza y confianza en Cristo. Por eso, el beato Juan Pablo II en tiempo record ha llegado a los altares y este que escribe no puede sino decir: Gracias por todos tus actos y sobretodo gracias por habernos conducido en estos tiempos. Se que desde un buen lugar seguiras protegiendo a todos tus jovenes, a todos los que te admirabamos y porque no, a todos los que no han encontrado la razon por la que creer en Cristo. Bienaventurado sea el Beato Juan Pablo II.

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